Transhumanismo, Cuarta Revolución Industrial e Inteligencia Artificial con Ernesto Milá
Pura Virtud
Para entender la alianza entre poderosos capitalistas que bajo sus labores filantrópicas imponen un imperialismo global de oligarcas acaudalados y la hegemonía cultural progresista diseminada en medios de comunicación (televisiones, periódicos, redes sociales, “verificadores”, etcétera) y mafias artísticas (galerías, museos, editoriales, productoras cinematográficas, etcétera), hay que ir al fondo de sus ideas y al origen de su efigie contemporánea. Así, el término “contracultura” fue postulado por el estudioso del cine y experto en gnosticismo —como acredita su impresionante novela Parpadeo (Flicker)—, Theodore Roszak, mediante la publicación en el significativo año de 1968 de un texto fundacional conocido en español como El nacimiento de una contracultura. En el fondo toda la cultura moderna ha sido una contracultura en cuanto que siempre se ha legitimado sobre la cancelación de los valores tradicionales: la familia, la religión, la comunidad; sin embargo, la contracultura es el grado extremo de la modernidad en su legitimación antitradicional radical. Después de la revolución religiosa de Lutero, la filosófica de Descartes, la astronómica de Copérnico y Galileo, la material de Darwin, Mendel y Servet, la racional de Kant, la “de la sospecha” de Marx, Freud y Nietzsche, la industrial de la evolución de la técnica y la sexual de Mayo del 68; llega una síntesis de todas las anteriores surgida en la Costa Oeste de los Estados Unidos y, más concretamente, en California. Solo el transhumanismo podrá dar un paso más en la negación de la realidad y de la propia condición humana: como humanismo ateo y, en definitva, como antihumanismo. La jugada maestra consistía en proponer una revolución sexual que, gracias a la incorporación de la mujer al mundo laboral y la legalización de los preservativos permitiera atomizar la familia tradicional y convertir a la mitad de la población mundial en una mano de obra esclava —al estilo postindustrial, mucho más rentable, por cierto, que el modelo previo donde el esclavista mantenía al siervo: en el mundo moderno es el Estado el que realiza esa labor gracias a un dinero que arrebata al propio trabajador: sencillamente brillante— asalariada al tiempo de en una vasta horda consumista y hedonista. La otra mitad de la jugada consistía en apropiarse de toda disidencia posible al modelo tecnocrático de sociedad de consumo que terminaba de homogeneizar todo el orbe sin excepción según el american way of life, imponiendo un pensamiento único a escala global por primera vez en la historia. Esa disidencia no era exactamente controlada pero sí perfectamente asimilable en, por ejemplo, el uso de la droga como vía de escape de la realidad por parte de esos mismos trabajadores explotados en el mundo empresarial y consumidos por la creciente presencia estatal. ¿Recuerdan el “soma” o droga de la felicidad de Un mundo feliz? Eso era el hippismo del que hoy todos somos hijos. Y, hoy mismo, no podemos olvidar la tremenda inversión de George Soros en la legalización de las drogas que, poco a poco, se va imponiendo en países como Uruguay o en estados como —¿casualidad?— California."
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"Precisamente, cuando remitió la crisis, apareció el cuadro en el que hoy nos movemos y que está dominado por tres elementos: - de un lado por las teorías sobre la Cuarta Revolución Industrial [a partir de ahora 4RI] lanzadas en 2015 por Helmuth Schwab, presidente del Foro Económico Mundial. - pero esas ideas no eran suyas, sino que habían surgido en medios marginales, en lo que se ha llamado transhumanismo. Schwab las adaptó y las hizo presentables. - pero las ideas sobre la 4RI no podían ser aplicadas por el Foro Económico Mundial, así que fueron asumidas por la ONU para ser directrices de aplicación obligatoria para todos los gobiernos en lo que se ha llamado Agenda 2030. Y aquí, estamos ante un círculo cerrado: ideología de la revolución industrial – transhumanismo – Agenda 2030. Si entendemos lo que son estos tres conceptos, entenderemos por dónde circula la modernidad. Y solamente entendiéndola estaremos en condiciones de responder a ella. Porque este conjunto de ideas marca una línea divisoria: o se está a favor o se está en contra. Existen, por supuesto, como veremos algunas líneas grises, pero el radicalismo de este conjunto de ideas es tal que se sitúa por encima de las derechas y de las izquierdas, hasta el punto de que quienes estamos en contra debemos considerar que este núcleo duro de la modernidad es el ENEMIGO PRINCIPAL Y QUE CUALQUIERA QUE NO COMPARTA ESTAS TEMÁTICAS, EN PRINCIPIO, ES MI “COMPAÑERO DE VIAJE”. Por tanto, esta charla no es solamente teórica o expositiva. Conduce necesariamente a tomas de posición políticas y busca clarificar tales posiciones".
Ernesto Milá.
Enlace al blog de Ernesto Mila: http://info-krisis.blogspot.com/
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